viernes, 27 de noviembre de 2009

PIEL DE OSO: Una acidez social masticable con cubierta de religión y política


PIEL DE OSO: Una acidez social masticable con cubierta de religión y política

Por Alejandro Vergara


Los cuentos de los Hermanos Grimm en su forma contienen gran parte de las cosas que hacen que un escrito se vuelva popular o al menos que sea agradable a la lectura: concisión expresiva y sencilla, aire folklórico y belleza poética. Con éste tipo de condimentos cualquier comida se hace agradable al paladar, incluso la ácida. Muchas veces la forma distrae del fondo, especialmente si se lee con desgano o con demasiada prisa y muy especialmente si se subestima un escrito con el presupuesto de que fue elaborado “para niños”. A esto me refiero con masticable.

No me llama tanto la atención el hecho del pacto con el diablo, una de las particularidades más llamativas del relato, como la causa que motivó al soldado: el desempleo, el terror del hambre, la inminencia de la muerte. Interesante aun más si se pone en evidencia que el soldado era un cristiano de la edad media. Se tiene que estar muy desesperado para arriesgar lo único que se tiene como hombre pobre en una edad Deocentrica: su alma. Ahora, interesante y triste también que la causa del desempleo y la desgracia del soldado haya sido la llegada bienhechora de la paz. Es un absurdo puesto en evidencia. Hasta qué punto lo que creamos nos libera, nos ayuda. Hasta tal punto llegan nuestra invenciones que nos son necesarias para subsistir aun en contradicción con nuestra propia humanidad.

La apariencia forma parte de los condicionamientos sociales evidentes en el cuento. En la segunda condición que pone el diablo al soldado se observa que las alusiones al vestido, las uñas, etc, están destinadas a deformar su apariencia y con ello su desenvolvimiento en la sociedad; entre más deforme, más difícil su permanencia en ella, en cierta medida su aspecto terminaría aislándolo y el aislamiento podría ser inaguantable. Por su aspecto es desdeñado por las dos primeras hijas del comerciante. Lo que hace que la más joven acepte casarse con él es el presupuesto de sus buenos sentimientos, no su aspecto. Cuando el soldado vuelve vestido de terciopelo, su apariencia de “distinguido coronel”, bien interesante lo que sigue, le da el derecho de pedir a una de las hijas del comerciante, la narración lo hace ver como algo normal.

Cuando el soldado, luego de sufrir la indiferencia de sus hermanos frente a su situación, llega a la gran pradera donde sólo se veía un circulo de árboles, es inevitable no notar la falta de inocencia del paisaje. La pradera recuerda al desierto en el sentido en el que la soledad y la infinitud se encuentran. El circulo, símbolo de eternidad por no tener principio ni fin, hace juego con la simbología del árbol, que según una interpretación es el punto de unión entre el cielo y la tierra, ya que hecha sus raíces en el infierno y sus ramas se extienden hacia el cielo. Puede verse como la lucha del hombre por alcanzar la perfección. Dado que los Hermanos Grimm pertenecían a la época dorada del romanticismo Alemán cuya afición era la edad media y que su compilación podría perfectamente remitirse a ella, el círculo de árboles de éste modo podría leerse como una suerte de portal entre los estadios cristianos del universo, cielo, tierra e infierno, portal por el que el soldado sin saberlo se pone en contacto directo con el diablo. Recuerda éste episodio las historias referentes a los eremitas cristianos del siglo V cuando se retiraban al desierto en soledad para purificar su alma exponiéndose a las tentaciones de satanás y así poder entrar en la contemplación diáfana de Dios. El encuentro de Jesús con el demonio en el desierto animaba la implicación recíproca de desierto y tentación demoníaca. En consonancia con la lucha del hombre por la perfección se encuentra también la simbología del oso, animal que el soldado mató, cuya piel vistió y sobre la cual durmió los siete años de prueba, pues es éste animal el símbolo de los ciclos que se suceden, ciclos por los cuales pasa el personaje, soldado en penuria, hombre en prueba y hombre triunfante en ella.
El cuento termina con la aparición al anochecer del diablo al novio, le dice “mira, ahora tengo dos almas a cambio de la tuya”. Las dos hermanas al recurrir intempestivamente al suicidio, según el cristianismo cometen pecado mortal, es decir, se alejan de la gracia de Dios de una manera radical.

La figura del demonio disfrazado de hombre tiene ciertas particularidades: la pata de caballo, que el soldado describe como asquerosa, desde la simbología del caballo, puede interpretarse como la imagen perfecta del inconciente galopando por el mundo de los deseos. Esto tiene sentido en la medida que los deseos del soldado sumido en reflexiones bajo los árboles en círculo, tienen posibilidad de realizarse con ayuda del hombre de verde. La segunda, el particular traje verde, a pesar que dentro de la simbología es reconocida tal vestidura como propia de satanás metamorfoseado en hombre, también hay datos al respecto que son interesantes si se unen al contexto tanto medieval como al de los Hermanos Grimm. De color verde era la reliquia más preciada de los Mahometanos pues Mahoma llevaba una bandera de tal color en el momento de conquistar la Meca. Napoleón, el enemigo común de Europa a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX tenía como color predilecto para sus trajes el color verde. Los Hermanos Grimm manifestaron que sus cuentos no tenían un carácter infantil sino estrictamente folklórico, era claro que con sus investigaciones de las tradiciones y de la lengua alemana ellos defendían a su país, eran folkloristas patrióticos que con su obra resistían la avanzada Francesa Napoleónica. No es gratuito entonces que en alguna medida la moda atribuida al diablo tenga una connotación de desaprobación política destinada a guardarse en la mente como una asociación de rechazo por parte de quienes accedieran a los cuentos.

Es muy interesante al hacer un tipo de trabajo como el realizado, la cantidad de símbolos que se pueden encontrar en letras “inocentes” como las destinadas a cuentos infantiles, en ocasiones se olvida el hecho de que tales letras fueron escritas por adultos, olvidándose con ello un sinnúmero de implicaciones subyacentes. Importante también la evidencia de que si se obvia el contexto del análisis de una obra, podrían perderse aspectos importantes que pueden dar luces sobre componentes de la misma. En el caso de “piel de oso” el carácter político del color verde. Tal como lo dijera un amigo, un texto sin contexto, es solamente un pretexto.

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